miércoles, 21 de septiembre de 2011

En los mares y en el cielo y en las rocas de granito, nuestro más ferviente anhelo estaba escrito.


 El Rey Lear
Es la suprema estupidez del mundo que cuando enfermos de fortuna, muy a menudo por los excesos de nuestra conducta, culpemos de nuestras desgracias al sol, la luna y las estrellas; como si fuéramos malvados por necesidad; necios por exigencias de los cielos; truhanes, ladrones y traidores por el influjo de las esferas; borrachos, embusteros y adúlteros por obediencia forzosa a la influencia planetaria, y cuanto hay de mal en nosotros fuese una imposición divina. Qué admirable la excusa del hombre putañero, poner su sátira disposición a cuenta de los astros. Mi padre holgaba con mi madre bajo la cola del Dragón y fui a nacer bajo la Osa Mayor, de lo que se deduce que soy violento y lujurioso, ¡Bah! Habría sido lo que soy aunque la estrella más virginal del firmamento hubiera centelleado mientras me hacían bastardo. 
William Shakespeare.