martes, 30 de septiembre de 2008

Visita guiada por mi ombligo.


No tengo ni norte ni sur, sigo buscando mi identidad en los cajones llenos de recuerdos y vacíos de esperanza. A veces escapo fatigada de mis soledades, de mis fantasmas, y otras me dejo arrullar en sus brazos y bebo de su seno la leche caliente del olvido, y es entonces cuando una lágrima salta de mis ojos y escurre por mis mejillas. En mi nariz está mi pasado oculto, la historia no escrita de mi familia. Mi alma se esconde en la punta del dedo gordo de mi pie derecho, si me lo cortan me la amputan; he ahí mi glándula pineal. No soy mas que el “hombre de platón” que arrojara Diógenes a los pies de la escalera. Si me pierdo en los rincones oscuros de mis pensamientos, me quedo sentada y lloro un poquito, pero solo un poquito y en silencio, y espero, paciente, que alguien me venga a buscar. A veces, de noche, dejo entrar al diablo en mi cuarto, para que se entretenga contándome cuentos y me inflame el pecho con sus fuegos, y otras es un ángel el que me acaricia la cabeza, me arrulla y me protege en sueños. Son las musas las que soplan en mi oído los cantos de la vida y la muerte, las que me dictan las palabras, las que marcan mis pasos. Y el viento, mi eterno amante, me acaricia en las noches de verano, cuando la luna sale a espiarnos, pálida de envidia. De vez en cuando alguien pasa, mete la mano en mi pecho y come mi corazón, por eso últimamente, prefiero dejarlo guardado en una caja de cristal debajo de mi cama.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Basta de todo


He venido al desierto pa’reírme de tu amor
Que el desierto es mas tierno y la espina besa mejor

He venido a este centro de la nada pa’gritar
Que tu nunca mereciste lo que tanto quise dar

He venido yo corriendo, olvidándome de ti
Dame un beso pajarillo, no te asustes colibrí

He venido encendida al desierto pa’quemar
porque el alma prende fuego cuando deja de amar


Lhasa De Sela “El desierto.”

lunes, 15 de septiembre de 2008

La piedra de la discordia


Desnudeces

Desnuda una mujer vale la pena
Cuando al contemplamos a la distancia
Porque después, si estamos sobre ella
Solo la vemos con al boca ansiosa

Una mujer desnuda es un silencio
Que no admite pudor ni violaciones
Un silencio a menudo tembloroso
De tanto amor y tanta profecía

Una mujer desnuda tiene normas
Puede dejarse amar con toda el alma
Con todo el cuerpo a veces, pero nunca
Con el arte de besos fariseos.


Mario Benedetti