lunes, 23 de julio de 2012

No me preguntes cómo vamos a cruzar el río.

Una casa con goteras. 
Asimismo, ahora se hallaba contemplando los caprichosos meandros que formaba el río Ebro desde que sale de Zaragosa. Las curvas del rio doblan en un sentido o en otro, forman pequeñas islas, se ensancha de pronto, como si quisiese inundar los campos, y otras veces se estrecha entre dos taludes de tierra blanca. El tren lo va siguiendo y como jugando con él, aproximándose aveces peligrosamente hasta sus orillas, apartándose otras como si lo abandonase definitivamente, para volverlo a encontrar en la próxima vuelta, y en alguna ocasión pasando sobre él por un puente, con gran algazara de hierros y maderas. Y, sin embargo, no juegan. Lo hacen así porque no les queda otro remedio, porque le tren lleva debajo unos carriles que le obligan a seguir un camino invariable, y el río un cause del que no se puede apartar. ¿Seremos así nosotros? ¿Será posible que nos creamos dueños de nuestros actos, que estamos jugando a hacer nuestra voluntad y, sin embrago, no hagamos otra cosa que seguir estúpidamente un camino? Sebastián apartó rápidamente de si esta idea porque no era fatalista en absoluto. Ni siquiera el haber tenido que madrugar lo obligaría a serlo. Ésta era la faceta menos pagana de su epicureísmo. No es el destino, sino nosotros mismos —pensaba— quien fabrica los carriles, los causes y las cadenas, los convencionalismos, los prejuicios, la intransigencia, el qué dirán. El río sigue su lecho, el tren sus raíles y Pérez va todos los días a su oficina a las nueve y dice cortésmente“Buenos días” al jefe, que le contesta o no poniéndole cara de vinagre, sin que sepa nunca por qué. Pero si quieren pueden alterar la rutina cualquier día y el río puede salirse de madre y presumir de mar dejando debajo de sus aguas casas, trigo, coles y patatas; el tren puede descarrilar y Pérez puede cansarse de ver la cara de vinagre de su jefe y partirle el páncreas de una puñalada. Pero entonces todo el mecanismo coercitivo que los mismos hombres han construido empezará a funcionar y a los tres les empezarán a pasar cosas. Lo primero de todo aparecerán los tres en los periódicos, que es la picota que la sociedad mantiene para los que se apartan del camino trazado. Luego al río le pondrán muros en las orillas, al tren le quitarán las unidades descarriladas y le reforzaran las traviesas y a Pérez lo meterán en la cárcel por unos cuantos años. Todo ello les dificultará extraordinariamente en lo sucesivo el tomarse libertades. Pero habrán demostrado que eso del destino es una filfa y que es la mar de fácil darle un corte cuando a uno se le antoja.
 Santiago Lorén.  

martes, 3 de julio de 2012

¿Por qué será que si decido morir nadie me cree?

 Test
Hoy me hicieron un test/ el decisivo
tengo alergia a la nuez al humo al polvo
a la estremecedora belleza de la iguana
y al concierto de piano de rachmáninof
a las bruscas galernas de noviembre
y al importuno celo de los oportunistas
a la oculta violencia de los conciliadores
al papamóvil y a las pompas fúnebres

hoy me hicieron el test/ todo está claro
tengo alergia a la soja al ácaro y al moho
a risas y sonrisas de hienas y giocondas
a la mano que esconde napoleón bonaparte
a la otan el usis el kgb y la cia
y al inútil paraguas contra el viento
al débil sindicato de los zánganos
y al matriarcado de la abeja reina

hoy me hicieron el tes/ al fin me entero
tengo alergia al coñac/ al tomate/ al tanino
a los monos en jaulas/ al doblaje en el cine
a la picana eléctrica/ a la hora del ángelus
y hasta a los presidentes con pulcro bisoñé
al opus dei y a los posmodernistas
a los gaudeamus y a las cuchipandas
y/ no faltaba más/ a los tests sobre alergias.

El olvido está lleno de memoria. Mario Benedetti