lunes, 21 de mayo de 2012

¿Qué más quieres? ¿Quieres más?

Adán Buenosayres.
¡Señor , yo hubiera querido ser como los hombres de Mipú, que sabían reír o llorar a su debido tiempo, trabajar o dormir, combatirse o reconciliarse, bien plantados en la vistosa realidad del mundo! Y no andar como quien duda y recela entre imágenes vanas, leyendo en el signo de las cosas mucho más de lo que literalmente dicen, y alcanzando en la posesión de las cosas mucho menos de los que prometían.

 Leopoldo Marechal 

Como juega el gato maula con el misero raton.


Triste, solitario y final.
— Siempre hace lo mimo, como si me reprochara algo. Llegó un día hace dos años. Estaba en la ventana, mirando hacia el interior. Abrí el postigo, pero en lugar de escapar se quedó mirándome. Estaba flaco y sarnoso, tenía mugre y una mirada triste que no me sacaba de encima. “Es lo único que te falta Marlowe”, me dije, y lo hice entrar. Ese día no fui a la oficina. Le puse alcohol en la sarna y le di de comer. Nunca llora ni me agradece nada. Salta por la claraboya y se va de paseo. Cuando estoy muy deprimido se acuesta a dormir. Un día descubrí que era él el que estaba deprimido y me fui a la cama, pero no pude dormir porque sus ojos brillaban demasiado en la oscuridad. […] Si, el gato me tiene a mi y no está más contento por eso.
— ¿Qué quiere decir?
— Quiero decir que uno puede estar solo mientras alguien lo acaricia.  
 Osvaldo Soriano.