Triste, solitario y final.
— Siempre hace lo mimo, como si me
reprochara algo. Llegó un día hace dos años. Estaba en la ventana,
mirando hacia el interior. Abrí el postigo, pero en lugar de escapar
se quedó mirándome. Estaba flaco y sarnoso, tenía mugre y una
mirada triste que no me sacaba de encima. “Es lo único que te
falta Marlowe”, me dije, y lo hice entrar. Ese día no fui a la
oficina. Le puse alcohol en la sarna y le di de comer. Nunca llora ni
me agradece nada. Salta por la claraboya y se va de paseo. Cuando
estoy muy deprimido se acuesta a dormir. Un día descubrí que era él
el que estaba deprimido y me fui a la cama, pero no pude dormir
porque sus ojos brillaban demasiado en la oscuridad. […]
Si, el gato me tiene a mi y no está más contento por eso.
— ¿Qué quiere decir?
— Quiero decir que uno puede estar
solo mientras alguien lo acaricia.
Osvaldo Soriano.
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