lunes, 2 de abril de 2012

Los pedos más intelectuales del mundo



Adán Buenosayres
Justamente, antes de caer , buscaba yo el simbolismo de un sueño que tuve anoche. Me veía extraviado en una selva, y lleno de angustia buscaba la salida entre árboles y enredaderas hostiles. De pronto se me apareció un canguro australiano , el cual, sentado sobre sus dos patas inferiores, se puso a mirarme largamente y con el aire de la más negra melancolía. Cerré los ojos un instante y al reabrirlos vi que en el lugar del canguro se alzaba un ropero de tres cuerpos. Me dirigí a él en busca de una prenda íntima, y al acercarme vi cómo el ropero se disipaba en el aire para dar lugar al canguro australiano. Eché a correr entonces, perseguido de cerca por el canguro; hasta que, al dejar de oir sus grandes zancadas, me detuve, giré sobre mis talones y volví a encontrarme con el ropero.
―Curioso admitió Samuel ¿Ha encontrado en el sueño ese alguna significación oculta?
No todavía respondió el Adonis. Pero ese canguro me tiene preocupado.
Samuel Tesler manifestó aquí una vislumbre de simpatía humana.
No se alarme le dijo en tono confidencial―. Yo tuve anoche un sueño peor, y sin embargo, aquí me tiene
¿Qué soñó usted? le preguntó el Adonis.
―Soñé que mi culo era una rosa, y que usted la olía.
El Adonis quedó pensativo, tal como si aventurase o repasara textos.
―¡Hum! dijo al fin. Esa rosa me da mala espina, y ese culo no me huele del todo bien. Yo que usted, me haría psicoanalizar.
Leopoldo Marechal. 

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