Del amor y otros demonios.
Delaura era consiente de su torpeza
para entenderse con las mujeres. Le parecían dotadas de un uso de la
razón intransferible para navegar sin tropiezos por entre los azares
de la realidad. La sola idea del encuentro, aun con una criatura
indefensa como Sierva María, le helaba el sudor en las manos.
Gabriel García Márquez.