La vida es un pequeño espacio de luz entre dos nostalgias: la de lo que aun no has vivido y la de lo que ya no vas a poder vivir. Y el momento justo de la acción es tan confuso, tan resbaladizo y tan efímero que los desperdicias mirando con aturdimiento alrededor.
Imperioso, colérico, impulsivo, exagerado en todo, con un desorden en la imaginación, en lo que atañe a las costumbres, como no hubo semejante; ateo hasta el fanatismo, heme aquí en dos palabras, y algo más todavía: matadme o aceptadme tal cual soy, pues no cambiaré.
Donatien Alphonse François, Marqués de Sade.