Hoy y la alegría
Poco importaba que no fuera domingo ni primavera. Igual me sentía dispuesto a que algo extraordinario me purificase. En realidad, son pocos los días en que uno puede sentirse anticipadamente alegre, alegre sin ruedas de café ni cantos nauseabundos a la madrugada, ni esa pegajosa, inconsciente tontería que antes y después nos parece imposible; alegre de veras, es decir, casi triste.
Mario Benedetti
1 comentario:
lo que quiero decir, te lo digo por otro medio. (¿estaré rompiendo el contrato implícito bloggeril? )
besotes doña
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