miércoles, 10 de octubre de 2012

Nada se parece más a un fascista que un burgués asustado.


Eso
La pared del calabozo viene una mancha ahí, debajo de la mirada del hombre que mira. Todo el mundo mira esa mancha cuando mira la pared y hace muchísimas miradas que la mancha existe. Casi se podría decir que existió antes que la pared, distribuida en quién sabe cuántos elementos que se conjugaron un día para dar lugar a es mancha atrapadora de miradas, como la mirada de ese hombre tirado en la cucheta que está colocando sobre ella los lentos pensamientos, las sensaciones, la suma de esperanzas y los cansancios.
Alrededor de esa mancha está la cárcel que en los días grises en medio de la niebla de la mañana, se alza en el desierto como uno de esos templos erigidos por los hombre en la llanura, pero después cuando la niebla se retira, la pretenciosa fealdad del edificio se asemeja más al excremento de un gigante abandonado seco sobre el pasto.
Dalmiro Saenz

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