El último encuentro.
──Porque en la vida de un hombre no solo ocurren las cosas
[...] Uno también construye lo que le ocurre. Lo construye, lo invoca, no deja escapar lo que le tiene que ocurrir. Así es el hombre. Obra así incluso sabiendo o sintiendo desde el principio, desde el primer instante, que lo que hace es algo fatal. Es como si se mantuviera unido a su destino, como si se llamaran y se crearan mutuamente. No es verdad que la fatalidad llegue ciega a nuestra vida, no. La fatalidad entra por la puerta que nosotros mismos le hemos abierto, invitándola a pasar. No existe ningún ser humano lo suficientemente fuerte e inteligente para evitar mediante palabras o acciones el destino fatal que le deparan las leyes inevitable de su propia naturaleza y carácter.
Sándor Márai
2 comentarios:
Todo entra en el miedo, hasta el amor propio.
Estuve mirando tu blog, me hizo acordar a un personaje de Kundera que busca desesperadamente entre las fotografías familiares porque no puede recordar las manos de uno de sus muertos.
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