lunes, 1 de julio de 2013

Nada decía la prensa de hoy de esta sucia pasión.



Noticias de la noche
Toda Grecia está conmocionada —responde acalorado—. Es lo nunca visto. Los teléfonos están que arden. De repente, justo cuando me dispongo a anunciar las nuevas medidas económicas, me interrumpen y ponen anuncios. Antes de que me dé tiempo a preguntar qué pasa, el realizador Manísalis entra como un huracán y dice que han asesinado a Yanna. Más anuncios, grito y mando enseguida a un cámara al camerino. Cuando vuelvo a salir al aire, estoy destrozado. «Señoras y señores», digo, «en este preciso instante se está produciendo una tragedia en nuestros estudios. Yanna Karayorgui, nuestra reportera de sucesos, “el Sabueso”, como la llamaban sus compañeros, yace muerta en una habitación contigua, brutalmente asesinada. Aún no sabemos quién es el autor de este crimen horrendo. Desgraciadamente, la verdad tiene muchos enemigos. Hellas Channel, sin embargo, el canal de la vanguardia informativa, siempre el primero en dar las noticias, no podía menos de comunicar la noticia de inmediato a ustedes, sus espectadores. Señoras y señores, les informamos del trágico fin de Yanna Karayorgui casi en el mismo momento del fatal suceso, antes incluso de avisar a la policía.» Y aparece en pantalla el plano del camerino con Yanna tal como lo han encontrado. Se trata de un gran documento. Tenemos el vídeo. Puede verlo, si lo desea.
¿Por qué no le doy dos bofetadas bien dadas? ¿Por qué no junto un par de sillas, lo ato a ellas, le quito zapatos y calcetines y le arreo en las plantas de los pies? El policía que ya no pega es como el fumador que ya no fuma. Aunque la lógica le diga que ha hecho muy bien en dejarlo, por dentro se muere de ganas de repartir unas cuantas hostias, como el ex fumador se muere por una caladita.
¿Sabe qué debería hacer con usted? —le digo—. ¡Debería llevarlo a jefatura, encerrarlo en un calabozo con chorizos, macarras y camellos, y dejar que se jueguen su culo a los dados!
Palabras, gritos, amenazas estériles. He dejado de fumar y trato de engañarme masticando chicles.
Petros Márkaris

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