jueves, 11 de noviembre de 2010


Años
Quién hubiera dicho que buscaba en los huérfanos la tristeza de tus ojos ciclotímicos,
en los padres primerizos, tu pecho de gorrión anémico,
en los adictos, tu romántica palidez tuberculosa,
en los desnutridos, la escasez de tu cuerpo,
en los podólogos, tus manos albas de pianista,
en los enterradores, la languidez mortuoria de tu aspecto.

Quien hubiera dicho que, en todos estos años, buscaba en los tangueros tu prepotencia de primera guitarra,
en los asesinos, tu astucia de zorro blanco,
en los piratas, tu rebeldía de niño bueno,
en los suicidas, tu hambre de afecto,
en los ladrones, tu sigilo de gato pardo,
en los bibliotecarios, tu seriedad de príncipe destronado.

Pensar que todos estos años te busqué, creyendo que te encontraba, en las sombras de las dudas de los rincones de mi alma,
en la alegría melancólica de los amigos trasnochados de parrandas,
en el cuchillo de agua helada de las cinco de la mañana,
en el palpitar de tribu de los tambores del alba,
en el fondo teñido de sangre de las copas vacías de vino,
en el amor de gato de los hombres de corazón mezquino.

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